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Sabiduría taoísta para vivir más y mejor

Mantak Chia, Tao Center

Sabiduría taoísta para vivir más y mejor

El Tao se traduce como el Camino. Para mi es el Camino de recordar que somos fundamentalmente energía y que por tanto, me interesa crear un estilo de vida que la cultive.

Si nos damos cuenta, en la sociedad occidental moderna vivimos de espaldas a esa energía que somos, sin ser conscientes que estamos acortando la vida y empeorando la calidad de la misma. Además experimentamos una montaña rusa de subidas y bajadas emocionales, mentales y físicas que muchas veces nos acerca a un profundo desequilibrio.

Hace miles de años los antiguos maestros taoístas, descubrieron que nuestros padres al nacer además de transmitirnos sus genes, nos entregaron una herencia energética que se acumula en los riñones, una reserva de energía que deberíamos preservar por si tenemos una enfermedad grave o situación límite.

Esos científicos de la antigüedad, proponían llevar un estilo de vida en el que generáramos más energía de la que gastamos, de esa forma siempre seríamos prósperos y mantendríamos nuestra herencia intacta. Nos propusieron llevar una buena alimentación, una respiración completa, un descanso regenerador, un ejercicio físico saludable y cultivar nuestra energía sexual para que nos nutriera en lugar de desgastarnos.

La realidad es que  con la frenética vida que llevamos en la actualidad, caracterizada por un gran stress, nuestro cuerpo vive como si estuviera en guerra, ralentizando o incluso parando algunas funciones vitales no prioritarias en esos momentos de supervivencia en la batalla, tales  como la nutrición, la absorción, la excreción o la desintoxicación. Funciones vitales que si no equilibramos, en el tiempo podemos generar serios problemas de salud. Aunque tengamos una alimentación sana, en estas condiciones de stress, nuestro cuerpo, no es capaz de nutrirse y funcionar como debiera.

Si observamos la superficial respiración de muchas personas vemos que no es eficiente que no oxigenan bien sus células. Hemos pasado de una respiración profunda cuando éramos bebés, en la que se involucraba todo el cuerpo incluso los ovarios y testículos a una muy limitada incapaz de llegar a todo mi cuerpo.

Cuando muchas personas se van a dormir, están tan estresadas o emocionalmente alteradas que no consiguen descansar, porque sus ondas cerebrales no se ralentizan lo suficiente como para recargar y sus órganos están sobrecalentados. Por la noche nos lavamos los dientes porque sabemos que los hemos ensuciado durante el día pero ¿hacemos algo con esas energías nocivas que hemos podido acumular durante el día?

Cada vez hay más sedentarismo en gran parte de la población que pasa largas jornadas laborables sentadas sobrecargando su espalda y  eligiendo además opciones de ocio cada vez más estáticas, vinculadas con la televisión y el uso de ordenadores, tablets, etc.

Pocas personas hacen un uso sabio de su energía sexual. Tanto en el caso del hombre como de la mujer, sus cuerpos dan lo mejor de ellos para procrear y la mayor parte de los encuentros sexuales que tenemos no tienen esa finalidad. Entonces en lugar de utilizar esa energía tan elevada para subirla a centros superiores y nutrir nuestras glándulas maestras: pineal, pituitaria, hipófisis, hipotálamo y tálamo, la estamos desperdiciando. Incluso a veces usamos nuestra sexualidad para descargarnos energéticamente de tanta tensión que sentimos.

Con esta opción de vida, no generamos suficiente energía como para compensar todo lo que gastamos. Entonces, tenemos que utilizar la preciada herencia para sostener ese ritmo. Abusamos además de estimulantes para atender nuestras necesidades sin darnos cuenta que lo que hacen es activar las suprarrenales y realmente no nos dan energía, sino que nos la sacan de nuestras reservas. Día tras día, año tras año vamos desperdiciando esa herencia hasta que se acaba.

El Tao nos propone introducir en nuestra vida prácticas internas que nos ayuden a transformar energías nocivas de stress, de miedo, de agresividad, etc en lo opuesto: generosidad, calma, equilibrio, alegría, etc. De esta forma en lugar de enfermarnos lo que hacemos es que nuestros órganos funcionen mejor a nivel físico y también a nivel emocional, ya que para nosotros, el origen de las emociones nocivas es siempre un desequilibrio energético de los órganos, puesto que todo es energía.

Una vez equilibrados los órganos conseguimos que trabajen en equipo nutriéndose unos a otros en lugar de pelearse para sobrevivir y tener unos más que otros. De esta forma creamos un ciclo generativo de la energía que hace que la distribuyamos y generemos más.

También nos propone realizar un ejercicio físico saludable que nos permita mover la energía y con ella, la sangre, la linfa, a la vez que abrimos las articulaciones y entrenamos los tendones. Ejercicios como el Tao Yin K.Y., el Chi Kung o el Tai Chi que nos ayudan también a recuperar la estructura física.

Realizando alquimia sexual empleamos nuestra energía “Jing Chi” o sexual en regenerar nuestro cuerpo, en nutrir algunas partes que están carentes de energía. Además conseguimos que nuestros encuentros sexuales sean más profundos pues no solo involucramos los genitales sino que se produce una unión a niveles superiores. Convertimos un acto sexual más o menos animal en un encuentro sublime, sagrado.

La propuesta del Tao es crear un equilibrio en mi interior sostenido por una buena estructura. Nos interesa compensar ese estilo de vida que me destruye por otro que me nutra.

Para mí el reto está en cómo incorporo estas prácticas a una agenda cada vez más llena de actividades, principalmente orientadas hacia el fuera y que muchas veces van en contra de mi equilibrio y mi salud. El Tao nos sugieres que nos ocupemos de nuestro interior y así el exterior me afectará menos.

Si en el día a día se hace complicado cuadrar esa agenda, existen las opciones de dedicar un fin de semana o de pasar una semana de vacaciones cultivando nuestro interior, nuestro equilibrio, nuestra paz. Compensando esa vida tan ocupada que cada vez más personas están creando.

Lo interesante es que cada uno es libre de decidir que hace con su energía, qué hace con su vida.

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