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Alquimia sexual para tiempos modernos

Alquimia sexual para tiempos modernos

Vivimos en una sociedad donde ha habido un gran cambio en las prácticas sexuales de la población en poco tiempo. Hace relativamente pocos años se vivía un tabú sexual donde muchas personas se sentían muy culpables si empleaban su sexualidad para otros motivos distintos a los de procrear.

En la actualidad, nos hemos ido casi al extremo opuesto, donde gran cantidad de estímulos sexuales están presentes en nuestro día a día en todos los medios de comunicación. Donde la pornografía, con una banal propuesta del sexo, es una de las industrias más fuertes a nivel mundial y cada vez más accesible a través de la ventana al mundo que nos brinda Internet. Donde hay una creciente presión sexual hacia los niños y adolescentes que tienen sus primeros encuentros sexuales cada vez más precoces. Una sociedad donde parece que cuantas más relaciones sexuales se tengan, mejor.

Para el Tao lo que realmente es importante no es la cantidad sino la calidad. Nos interesa centrarnos en qué hacemos con nuestra energía sexual y si somos capaces de vincularla con  el amor y la compasión disponibles en un corazón abierto.

Somos fundamentalmente energía y deberíamos entender que nos interesa generar más de la que gastamos. La energía sexual o “Jing Chi”, es un tipo de energía que tenemos y que además es capaz de dar vida… o de quitármela, depende del uso que yo haga de ella.

En occidente vivimos sobre estimulados sexualmente, donde muchas veces se nos activa la energía sexual y ni siquiera somos conscientes de ello. La industria del marketing utiliza esos estímulos para vendernos cada vez más productos o servicios.

Además vivimos unos niveles de stress y de desajuste emocional en los que muchas personas reducen ese desequilibrio a través del sexo, sin darse cuenta que lo que hacen es bajar su nivel de energía en general. Viven una montaña rusa de subidas y bajadas, emocionales y mentales, donde el sexo se convierte en una válvula de escape a través del cual reducimos nuestro nivel de energía.

El hombre a través de la eyaculación da lo mejor de sí para emitir su semilla con el fin de procrear. Da igual cómo se encuentre físicamente, lo quiera o no, si eyacula va a salir lo mejor de sí. Además a medida que aumenta la edad tarda cada vez más en recuperarse energéticamente después de eyacular.

A veces me han preguntado qué sucede si no le damos tiempo al cuerpo a recuperarse después de eyacular y vuelvo a emitir semen. Está claro, si la función principal del cuerpo es la de dar continuidad a la especie, el cuerpo va a sacar de donde pueda, primero de los genitales, después de los órganos, cuando no queda más energía en ellos, del cerebro, incluso de las articulaciones y de los huesos. Es decir, en el caso de los hombres, a partir de una edad, si excedemos la emisión de esperma, debilitamos nuestras capacidades físicas, mentales y emocionales.

En el caso de la mujer, como sus órganos sexuales son más internos, en principio no debería haber tanto problema, pero cada vez hay más mujeres que su sexualidad es más parecida a la del hombre, se vuelve más yang y de esa forma también se descargan a nivel energético.

tao yin

Qué diferente sería utilizar esa energía sexual creadora junto con el amor y la compasión para alimentar todo nuestro cuerpo ¿verdad? Pues esa es la propuesta del Tao desde hace miles de años.

Es muy importante cultivar nuestra energía para que sea de muy buena calidad. A través de prácticas meditativas conseguimos transformar las energías densas como el stress, la ansiedad, la agresividad, etc. que oprimen los órganos, en virtuosas que los abren y permiten que la mejor frecuencia energética salga de ellos, en especial del corazón.

La práctica del “Kung Fu Sexual” es muy sencilla. Primero necesitamos afinar nuestro instrumento, nuestro cuerpo físico. Nos interesa tonificar algunos músculos que mucha gente tiene atrofiados, sobre todo de cintura para abajo. Necesitamos aprender a respirar con ovarios y testículos para tonificarlos y dirigir su energía.

También nos interesa abrir los canales por donde fluye la energía para que cuando decidamos canalizarla, las vías estén abiertas. A través de prácticas externas como el Chi Kung o el Tai Chi lo consigo y sobre todo a través del Tao Yin K.Y. que  es el arte de canalizar la energía por mi cuerpo.

Es necesario conocer y regular el grado de activación sexual. Sobre todo en el caso del hombre, pues si hay mucha excitación con poquita estimulación que se reciba se eyaculara muy pronto.

Una vez equilibrados y preparados, tanto el hombre como la mujer,  pueden subir la energía sexual de los centros inferiores genitales a centros superiores o glándulas maestras: pineal, pituitaria, hipófisis, hipotálamo y tálamo. Guiamos la energía orgásmica por la columna vertebral al cerebro, nutriendo el palacio de cristal y bajando esa energía para que alimente todo el cuerpo.

Al alargar el encuentro sexual, permitimos realizar una verdadera alquimia, transformando una energía sexual más densa de la zona genital en una más refinada de centros superiores. Conseguimos nutrir todo el cuerpo físico y energético, creando un excedente que nos permite unirnos con nuestra pareja y con el Universo  de una forma mucho más profunda y elevada. Esto es lo que en la antigüedad se llamaba “Sexualidad Sagrada”.

Es interesante decidir qué hacemos con nuestra energía sexual, si la empleamos en sublimarla, nutrirnos y fundirnos con nuestra pareja y con el Todo o la empleamos para descargarnos energéticamente y fomentar frecuencias más densas.

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